Y abrirnos al mundo, no sólo al mundo exterior sino al propio mundo interior.
Nos ayuda a darnos cuenta de la realidad o irrealidad de las cosas; a confiar en nuestros pensamiento, a reflexionar sobre los sentimientos, a afianzar ideas y luchar por ellas.
Cuando escribes, sientes la libertad de profundizar, tratas de buscar explicación a todo lo que encierra tu mente, incluso a lo que se escapa de ella, nos ayuda a estructurarnos y a conocernos un poco mejor.
A veces pienso que escribo por pura necesidad, porque necesito vaciar mi cabeza de ideas que se mueren por salir a flote de mi caudalosa alma.
La escritura puede llegar a convertirse en ocasiones en un analgésico vital que ayuda a sanar ,cicatrizando herida con el paño suave y dulce de la soledad.
Las caricias del silencio desbloquean los conductos neuronales haciendo brotar de nuestras entrañas la flor misma de la tranquilidad. Es entonces cuando el polen de la alegría, nos inunda...Y escribo... no para llenar de palabras un papel en blanco...escribo para dejar en blanco una alma llena de palabras.
miércoles
Escribir....
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