Ayer fue el día más largo del año: el solsticio de verano. Tenemos suerte de que la Tierra tenga diferentes estaciones, curiosamente se mismo día, en contraposición, arranca en el hemisferio sur el solsticio de invierno.
Es curioso saber que etimológicamente la palabra solsticio procede de la unión de los términos latinos sol y sistere, que significa “hacer una parada, permanecer quieto”. Por eso, porque el 21-22 de junio el tiempo que transcurre entre la salida y la puesta del sol en el hemisferio norte es más largo que ningún otro día y durante un tiempo parece no moverse, distintas culturas a lo largo de la historia lo han festejado. Muchas civilizaciones, incluidos los pueblos europeos, creían que después de este día el sol no volvería a su esplendor total. Por esta razón ardían fogatas y se celebraban ritos de fuego para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía. Ni que decir tiene que ese simbolismo se ha mantenido hasta nuestros días, como comprobaremos la próxima “noche de San Juan”.Por cierto una de mis noches favoritas..!!
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Susurros del Viento..