me contó de ti, como de un cuento que nunca pudo narrarse.
Mi amor abrió de par en par la luz de tu rostro, que veo cada noche en mi almohada.
Vagabundeando me hallo, por la ciudad de tu risa.
Perdida. Sin nadie a quien preguntarle si te ha visto.
Con el firmamento como techo, buscándote...
Arrodillada clamo al cielo, a la luz de tu mirada que me deje verte una vez más,
acompañar un trozo de tu vida y reír con tu alma.
Dormirme esta noche en el puerto de tus estrellas y no dejar que la nostalgia venga a mí.
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