Mujeres que danzan con los lobos..

Los lobos y las mujeres comparten ciertas características psíquicas: una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. Son sociables e inquisitivos por naturaleza y están dotados de una gran fuerza y resistencia. Son también extremadamente intuitivos y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada. Son expertos en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y son fieramente leales y valientes. Y sin embargo ambos han sido perseguidos, hostigados y falsamente acusados de ser voraces, taimados y demasiado agresivos y de valer menos que sus detractores, siendo sometidos por aquellos que no los comprenden a una depredación sorprendentemente similar.

Este vivificante sabor de lo Salvaje, lo instintivo, lo natural, hay veces en que la mujer lo percibe, aunque sólo sea de manera fugaz: en el embarazo, en la lactancia, en el cuido de una relación amorosa, en la contemplación de la belleza, escuchando una música que hace vibrar el esternón, a través de la palabra escrita o hablada...

Estas fugaces experiencias nos hacen sentir desnudas, alteradas, ansiosas de ir en pos de esa naturaleza Salvaje y entonces nos ponemos a correr como locas, escudriñamos el suelo, agudizamos el oído, buscando arriba y abajo, buscando una clave, un vestigio, una señal de que no hemos perdido nuestra oportunidad.

Cuando descubramos su huella, corramos para darle alcance, dejemos el escritorio, la relación, vaciemos nuestra mente, pasemos la página, insistamos en hacer una pausa, quebrantemos las normas y detengamos el mundo... Hagamos que nuestro cansancio-del-final-de-la-jornada proceda de un trabajo y un esfuerzo satisfactorio, no del hecho de haber estado encerradas en un excesivamente restringido esquema mental impuesto.